Hipoacusia en la diabetes mellitus tipo 1. ¿Estamos ante otra enfermedad microvascular? Metaanálisis

El propósito de este estudio fue realizar una revisión sistemática y un metaanálisis para evaluar la evidencia de los efectos de la DM1 infantil en la función auditiva.

Hospital adscrito a la universidad de Montreal, Canadá.

Publicación 01-10-2018

Existe amplia y comprobada evidencia que señala que la diabetes tipo 1 (DM1) conduce a daño vascular y neuropatía. El propósito de este estudio fue realizar una revisión sistemática y un metaanálisis para evaluar la evidencia de los efectos de la DM1 infantil en la función auditiva.

Se utilizaron tres de las principales bases de datos electrónicas. Los artículos fueron revisados independientemente utilizando criterios de inclusión predefinidos para identificar estudios elegibles. Luego se clasificaron como de alta o baja calidad metodológica. El metaanálisis se realizó con datos agrupados de prevalencia de hipoacusia, audiometrías tonales (PTA), otoemisiones acústicas (OEA) y potenciales auditivos del tronco cerebral (BERA).

Veintiún artículos cumplieron los criterios de inclusión. En todos los estudios, la hipoacusia se definió como un tono puro mayor de 20 dB en al menos una frecuencia.

La prevalencia de hipoacusia varió entre el 5.17% y el 48% para los diabéticos, que fue mayor que en los controles, que oscilaron entre el 0% y el 40% (p < 0.05). La tendencia de los umbrales medios de PTA fue mayor en los diabéticos que en los controles, con resultados estadísticamente significativos a 250, 500 y 1000 Hz.

Las OEA fueron significativamente peores en pacientes diabéticos. Las latencias de los BERA fueron más largas en el grupo de DM1 que en los controles y fueron estadísticamente significativas.

Los pacientes con DM1 tienen una prevalencia significativamente mayor de hipoacusia en comparación con el grupo control. Estos daños podrían compararse con otras enfermedades microvasculares. Se necesitan más estudios para evaluar si las pruebas de audición deben considerarse parte del proceso de detección en pacientes con diabetes tipo 1 y, por lo tanto, el tratamiento preventivo secundario también podría estar justificado.

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