ORL

Sin recurrir a exploraciones complementarias

ISBN: 978-84-09-13648-3
Editor: Carlos Escobar Sánchez

Faustino Núñez (Oviedo)

La dificultad en la deglución

La función principal de la deglución consiste en proteger la vía aérea mientras el bolo alimenticio es conducido hacia el esófago. Es por ello por lo que todo problema que afecte a la deglución debe ser evaluado con prontitud, para evitar cuanto antes la aparición de complicaciones pulmonares y malnutrición, que pueden ser letales.

Las dificultades en la deglución pueden manifestarse clínicamente de distintas formas:

  1. Regurgitación nasal.
  2. Aspiración.
  3. Obstrucción.
  4. Desnutrición.

Anamnesis

Si la elaboración de la historia clínica es vital para establecer la conducta que seguir ante cualquier enfermedad, en los problemas de la deglución puede ser la única herramienta que nos oriente hacia el correcto manejo de estas situaciones. Basándose en una cuidadosa elaboración de la historia, se debe tratar de dar respuesta a los siguientes interrogantes:

  • ¿Dónde se localiza el problema? ¿En la fase oral de la deglución, en la fase faríngea o en ambas?
  • ¿Qué tipo de material es el que presenta menores dificultades para deglutir? Los líquidos se degluten más fácilmente en los problemas obstructivos; si por el contrario son los sólidos, nos orientaría hacia un problema neuromuscular.
  • ¿Cuál es la naturaleza aproximada del problema? Si sospechamos un defecto anatómico, un problema neuromuscular, un problema neoplásico o una causa psíquica.

El siguiente aspecto que se debe considerar consiste en el establecimiento de la severidad del problema y el peligro que supone para la vida del paciente. Todo paciente que presente una infección respiratoria secundaria a la aspiración de materiales en la vía aérea debe ser remitido con urgencia a un medio especializado. Si no existen infecciones respiratorias y el paciente es capaz de deglutir sus propias secreciones, se deben estabilizar los requerimientos alimenticios para evitar una desnutrición. Esto se puede conseguir mediante la alimentación o suplementación por sonda nasogástrica –si el problema deglutorio presumimos que se resolverá a corto plazo (menos de 3 meses)– o una gastrostomía si esperamos que se prolongue más allá de tres meses.

Resulta obvio decir que la presentación y el contexto de la disfagia deben primar sobre cualquier otra consideración. Así como, si en una disfagia aguda en un niño debemos descartar un cuerpo extraño de forma urgente, en un adulto con odinofagia, otalgia refleja y disfonía debemos hacer lo propio para descartar una neoplasia faringolaríngea.

Exploración

El examen físico puede ofrecernos datos definitivos para explicar la disfagia. Aparte de la exploración otorrinolaringológica, se debe efectuar una exploración completa, dado que cualquier afectación del sistema nervioso central puede comprometer la deglución. Además, se debe observar al paciente mientras se alimenta, puesto que podemos obtener una información que nos orientará hacia el área o áreas afectadas.

Comenzando en la cavidad oral podemos encontrar los siguientes signos:

  1. Almacenamiento de alimentos en los surcos laterales de la boca. Nos orienta hacia una disminución en la tensión bucal por daño anatómico o neurológico, tanto en la musculatura circumoral como en la lengua.
  2. La presencia de comida adherida al paladar duro nos indica una defectuosa movilidad lingual.
  3. La expulsión de los alimentos en forma de tos tras la deglución nos indica que el reflejo deglutorio está ausente.
  4. El retraso o la ausencia de la normal elevación del hueso hioides y el cartílago tiroides observado por la palpación de estas estructuras, es indicativo de la falta del reflejo deglutorio.
  5. La presencia de tos o atragantamiento antes, durante o después del reflejo deglutorio es signo de aspiración o entrada de material en la vía aérea. Si ocurre después indica que ha quedado un residuo en la faringe tras la deglución por una obstrucción o por una disfunción del esfínter esofágico superior.
  6. Una calidad de la voz que nos recuerde al ruido del gargarismo puede indicar también una aspiración al vibrar las cuerdas vocales en presencia de líquido sobre su superficie.
  7. Si existen secreciones excesivamente copiosas en forma de saliva o mucosidad, pueden ser reflejo de una aspiración silente al aclarar las vías respiratorias todo material extraño mediante el movimiento ciliar de su superficie mucosa.
  8. La regurgitación del material deglutido por la nariz o la boca nos indica que existe una obstrucción faríngea o esofágica, un reflejo deglutorio ausente, un divertículo de Zenker que se vacía o bien, con menos frecuencia, una incompetencia velofaríngea por un defecto anatómico o neuromuscular del paladar blando.

En resumen, las dificultades en la deglución plantean a menudo difíciles situaciones clínicas que requieren una evaluación precoz para tomar las medidas adecuadas para prevenir complicaciones a veces fatales.